viernes, 21 de marzo de 2014

Nuestro taller (I)

¡Hola a todos y feliz primavera recién estrenada!
Hoy os queremos enseñar nuestro rinconcito de trabajo, aprovechando que en primavera y en otoño siempre lo reorganizamos y lo dejamos bonito, pero sobre todo útil para trabajar.
Si sois manitas inquietas como nosotros, seguro que os habéis dado cuenta de lo difícil que resulta a veces tener el material bien organizado y a mano, para que no nos de pereza sacarlo para trabajar (y no acabemos cortando un hilo con unos alicates porque no encontramos las tijeras.)
En el Desván no somos precisamente expertos en cuanto a órden, pero si queremos compartir con vosotros algunos trucos o formas que hemos encontrado de facilitarnos la vida, sin ocupar una gran cantidad de espacio (del que no disponemos)


Empezamos por nuestro material estrella: la lana. La lana sin compactar abulta muchísimo, y si compráis unas cantidades digamos...medianas, se expande por el espacio disponible y nos da una pereza tremenda abrir todas las bolsas para buscar un color concreto. Nosotros almacenamos los vellones en bolsas de basura (de las amarillas, que son bastante transparentes y nos permiten ver el contenido) en un espacio de más difícil acceso, y a partir de este depósito vamos rellenando nuestra caja de trabajo.


La caja de trabajo contiene una pequeña cantidad de cada uno de los colores y tipos de lana de los que disponemos. En la imagen podéis ver a la izquierda lana peinada en madeja, y a la derecha, lana cardada en vellón. Hemos elegido una caja de plástico de bajocama (muy bajita y ancha) para poder comprobar de un vistazo todos los colores que tenemos. Vais a observar que es una norma no escrita que intentamos cumplir: Que el material esté lo más a la vista posible. Esto ayuda con la inspiración, con el mantenimiento del órden y con la pereza, ¡ya veréis!. Para hacer un trabajo, elegimos los colores de la caja de trabajo, y los devolvemos a ella al terminar. Cuando se nos agotan dos o tres colores, acudimos a la reserva y los reponemos.


Los hilos no están ordenados por color (que no nos interesa mucho, ya que de un sólo vistazo podemos encontrar el que buscamos) pero si por utilidad. Separamos hilos para coser, para bordar, para acolchar, para hilvanar, especiales (plateado, transparente, etc). La miniestantería dónde están colocados es una caja de botellas de vino (con espacio para tres botellas) colocada en horizontal y con la tapa pegada en la parte superior, para ganar espacio con una balda algo más profunda.


En esta zona superior tenemos una caja con las lanas que nos sirven para hacer pelo de muñecas, las formas de poliespán en un recipiente reciclado del detergente y los snaps con su máquina. Estos últimos están en una lata preciosa que cumple su cometido a la perfección.


También guardamos los tuppers reutilizables de la comida a domicilio, vienen muy bien para organizar por tipos los restos de diferentes materiales: pequeños recortes de piel, de fieltro, de goma eva, restos de cintas, etc.


Las telas. Nunca tenemos suficientes ¿verdad? A veces es necesario hacer inventario, para ver las cantidades que tenemos, y siempre nos llevamos alguna sorpresa. A nosotros nos resulta muy útil almacenarlas de forma que de un vistazo veamos lo que tenemos, y mantener una caja de retales muy pequeños bien a mano, para reciclar todos esos recortes que se van a la basura porque no tenemos dónde guardarlos.

Y por hoy lo dejamos aquí. En próximos post os contaremos más secretos sobre nuestros materiales y herramientas.
¡Nos vemos en el Desván!

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