La lana es un material muy versatil que nos sirve como materia prima de escultura o pintura. El tutorial que os traemos hoy utiliza esta faceta de pintura, y describe un método para una técnica que es imprescindible dominar para hacer cuadros o embellecer objetos tridimensionales en lana cardada.
Muchas veces queremos hacer una transición suave entre tonos, o un aclaramiento gradual de un color. Ésta es la manera en la que nosotros lo hacemos:
Una parte muy importante de este proceso es la elección de colores.
La combinación de la izquierda es una secuencia de tonos fríos, ordenados de oscuro a claro y armoniosos a la vista, y sin embargo no es lo que buscamos. Seguro que todos sabéis señalar al "intruso" que se sale de la gama. Buscamos el mismo tono aclarándose gradualmente. En función de lo grande que sea la superficie que queremos cubrir elegiremos de 3 a 5 colores de lana.
Ayuda mucho sobre todo al principio marcar en la superficie donde vayamos a hacer el degradado (un rectángulo de fieltro en este caso), los límites de cada color. No hace falta que sean rectos, podemos hacer ondas o inclinaciones. Si que es conveniente que a cada color le asignemos una superficie similar.
Comenzamos a aplicar el color más oscuro con la aguja fina, para no dejar agujeros en la superficie.
Continuamos aplicando los demás, de forma que nos queden las bandas de color definidas en sus bordes. Damos una pasada de afieltrado a toda la superficie con nuestra aguja fina, para evitar que las fibras se desprendan.
Vamos a comenzar a hacer el degradado. Lo primero que tenemos que hacer es separar unas fibras de nuestra madeja, del tono más oscuro, de forma que nos quede una capa transparente pero homogénea (observad como se transparentan mis dedos en la fotografía)
Tenemos que colocar este "velo" sobre la mitad de la superficie del segundo tono (la que está mas cercana al más oscuro). Sujetamos con la aguja las fibras que acabamos de colocar y separamos más fibras de la madeja si nos queda límite entre el primer y el segundo tono sin cubrir. Ahora hacemos lo mismo con el segundo y el tercer tono. Siempre cubrimos la mitad de la zona del que es un tono más claro que él. En este ejemplo de cuatro tonos, con el cuarto no lo hacemos, porque no hay otro más claro. Damos una pasada de afieltrado con la aguja por toda la superficie para sujetar bien las fibras.
En superficies muy pequeñas con esto es suficiente para dar efecto de degradado.
Para superficies mayores o degradados más sutiles, podemos hacer otra pasada, esta vez comenzando desde el cuarto tono (el más claro), sacando una capa de fibras de su madeja, y superponiéndolas sobre la mitad de la zona que ocupa el tercero (ahora es un poco más difícil distinguir el límite). Repetimos con el tercer y segundo tono.
Y ya tenemos nuestro degradado. No olvideis asegurarlo bien afieltrando con la aguja.
Podéis utilizarlo como fondo para otros detalles, como hicimos nosotros en nuestra cajita del fondo del mar
¿Os animáis a probar?
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