Cuando yo era pequeña y viajaba con mis padres, siempre tenía un deseo repetido: Colarme en sitios que eran demasiado pequeños para mi tamaño. En aquella ventanita, me haría un mirador, en el hueco de ese árbol, una casita para vivir, y por supuesto, esa barandilla pulida sería el mejor de los toboganes...
Han pasado muchos años de aquello, y ahora somos nosotros los que llevamos de viaje a la duendecilla... Así que pensamos que podíamos hacer para ella una familia pequeñita, que llegase ahí dónde los humanos somos demasiado grandes...La familia Monigote.
Y ya que ahora muchos viajamos con una cámara de fotos a todas partes, porque el móvil nos ayuda ¿por qué no ir un poco más allá? Podíamos hacerles fotos en todos esos lugares increibles, y hacer un cuento con ellas, el cuento de su viaje, que fue también el nuestro.
En la primavera pasada, estuvimos en Japón. Nos daba un poco de pena que la duendecilla no fuera a acordarse de este viaje, por ser demasiado pequeña, así que la familia Monigote se hizo un montón de fotos, para volvérselo a contar a medida que vaya creciendo.
Las pusieron todas en un album pequeñito, lleno de historias,
y anécdotas
¡Y le encantó!
La familia ha viajado en tupper y en hojaneta (una furgoneta-hoja) Veremos pronto que nuevo medio de transporte encuentran, y sobre todo ¿Dónde irán?
La familia monigote está hecha con lana afieltrada sobre una base cónica hecha de fieltro comercial y lastrada con peso metálico (para que tengan un centro de gravedad muy bajo y se sostengan bien a pesar de sus elegantes sombreros) Además, se pegan en los imanes, y gracias a eso se lo pasan así de bien en el museo de la ciencia...Los brazos están hechos con alambre forrado y son móviles (pueden abrazarse, sostener cosas...El más alto mide 8cm.