El primero es una pequeña escultura blanda de dos marcianos más adorables que temibles que vienen a visitarnos en su platillo volante...
Toda la base está construida con bolas de lana y fieltro de 3mm. El marciano morado lleva una estructura interna de alambre que hace que su ojo pueda cambiar de posición para ver mejor este nuevo planeta. Los ojos son de vidrio.
Elegimos al Trasgu porque nos parecía muy reconocible, con su gorro rojo y su agujero en la mano. La casa nos quedó bastante "asturiana" ¿verdad? Esperamos que Pedro lo disfrute mucho.
D’un trasgu una pastora
ta namorada y fartúcalu a tortos,
lleche y cuayada,
ye persabío
que n’amores nun cuenta
lo establecío.
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